miércoles, 10 de junio de 2009

Si todo está en blanco ¿Por qué votar a colores?

Y ya hasta su tío Sergio Sarmiento habla de estos movimientos, hay que leer de todos los puntos de vista, y si, como el dice, esto tiene que ser más grande y más significativo para que resulte en algo, hay que hacer labor de calle y reuniones para dar difusión y planeación a esta iniciativa, que es parte de este gran movimiento nacional que está en plena gestación. Aqui está el artículo:


Anular el voto
Sergio Sarmiento
10 Jun. 09

"Mal tiempo para votar".
José Saramago


No sé si tendrá éxito la actual campaña para que la gente se abstenga de votar o anule su voto. Pero para que realmente pueda considerarse una llamada de atención a la clase política, el nivel de abstención tendría que ser realmente alto.

La participación de los mexicanos en los procesos electorales es bastante cambiante. En el 2006, año de votación presidencial, la participación fue de 58.55 por ciento y la abstención de 41.45 por ciento. A esto hay que añadir más de 900 mil votos nulos que representaron más del 2 por ciento de la participación. En total hubo 40.9 millones de votos válidos en estos comicios, los cuales fueron los más disputados en la historia de nuestro país.

La elección intermedia del 2003, en contraste, tuvo una participación de 41.68 por ciento con una abstención de 58.32 por ciento. En total votaron ese año 27 millones de mexicanos (las estadísticas del IFE no dicen cuántos votos fueron anulados ese año).

Si la participación se reduce ahora a un 30 por ciento de una lista nominal de 77.5 millones, lo cual sería el nivel más bajo de participación registrado en tiempos modernos, se habrían emitido por radio y televisión 23.4 millones de spots para obtener 23.2 millones de votos. Sería la campaña de medios más intensa, más cara y más ineficiente de la historia del mundo. Un spot por voto. Si consideramos el precio real de producir y emitir cada anuncio, el costo real por cada sufragio sería alucinante, aun sin tomar en cuenta todos los egresos adicionales de una campaña tan cara como ésta.

Tengo mis dudas acerca de que la campaña lleve a un nivel significativamente más alto de abstención o voto nulo que el 58 por ciento del 2003. Hasta ahora el movimiento parece circunscribirse a un grupo relativamente pequeño de intelectuales y activistas de internet. Pero, por supuesto, podría adquirir fuerza en las próximas semanas. La gente está muy molesta con los políticos.

El problema con la abstención o el voto nulo es que tiende a favorecer a las maquinarias que ya dominan las elecciones de cada entidad. Tradicionalmente la abstención ha beneficiado al PRI, porque éste es el partido con mayor poder de acarreo y con una maquinaria más aceitada (en todos los sentidos de la palabra) en el país. Los otros dos partidos principales, sin embargo, parecen haber estado mejorando también su capacidad de acarreo y manipulación. En el Distrito Federal el PRD, especialmente a través de las organizaciones de René Bejarano, controla de manera automática el resultado de una elección con alto grado de abstención. En estados como Guanajuato y Jalisco las maquinarias electorales más poderosas le pertenecen al PAN.

Una posición sensata, si uno se opone a la visión política de estas maquinarias electorales, sería votar por algún partido que represente una opción frente a ellas en la entidad en la que uno viva. Mucho se me ha dicho que ante la falta de una buena opción lo mejor es votar por el menos malo, aunque dado el nivel de corrupción e incapacidad de nuestra clase política esto sería tanto como buscar una aguja en un pajar.

La experiencia nos dice que los resultados electorales están virtualmente definidos en casi todos los estados. Tener el gusto de cuando menos decir que uno no se manchó el dedo de tinta o no avaló un sistema podrido tiene una satisfacción emocional que no debe desdeñarse. Pero no podemos cerrar los ojos a la magnitud del esfuerzo. Para que realmente la abstención pueda considerarse como un voto de protesta contra la clase política, tendría que ser significativamente superior al 58 por ciento del 2003.



Ensayo sobre la lucidez


Imposible dejar de leer o releer en estos tiempos el Ensayo sobre la lucidez de José Saramago, la historia de una elección en la que pocos se presentan, y quienes lo hacen votan en blanco. Como nuestros políticos, los de la novela se lanzan a buscar a los responsables de la "conspiración". Cuando no los encuentran, los inventan.


Página en internet: www.sergiosarmiento.com

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