jueves, 11 de junio de 2009

¡¡¡No pasa nada, no pasa nada, a la salida...!!!

Difundamos la iniciativa!!

Pues el debate ya está puesto sobre la mesa gracias a los medios de comunicación masiva y a los cybernautas que hemos estado al corriente del efecto "anulación del voto", pues es hora de llevarlo a las calles también, proponemos este diseño para pegar en lugares públicos, y más adelante se subirán otros para pegar en automóviles o lugares donde nos podamos distinguir y conocernos entre los que estamos involucrados con estas iniciativas.

miércoles, 10 de junio de 2009

Si todo está en blanco ¿Por qué votar a colores?

Y ya hasta su tío Sergio Sarmiento habla de estos movimientos, hay que leer de todos los puntos de vista, y si, como el dice, esto tiene que ser más grande y más significativo para que resulte en algo, hay que hacer labor de calle y reuniones para dar difusión y planeación a esta iniciativa, que es parte de este gran movimiento nacional que está en plena gestación. Aqui está el artículo:


Anular el voto
Sergio Sarmiento
10 Jun. 09

"Mal tiempo para votar".
José Saramago


No sé si tendrá éxito la actual campaña para que la gente se abstenga de votar o anule su voto. Pero para que realmente pueda considerarse una llamada de atención a la clase política, el nivel de abstención tendría que ser realmente alto.

La participación de los mexicanos en los procesos electorales es bastante cambiante. En el 2006, año de votación presidencial, la participación fue de 58.55 por ciento y la abstención de 41.45 por ciento. A esto hay que añadir más de 900 mil votos nulos que representaron más del 2 por ciento de la participación. En total hubo 40.9 millones de votos válidos en estos comicios, los cuales fueron los más disputados en la historia de nuestro país.

La elección intermedia del 2003, en contraste, tuvo una participación de 41.68 por ciento con una abstención de 58.32 por ciento. En total votaron ese año 27 millones de mexicanos (las estadísticas del IFE no dicen cuántos votos fueron anulados ese año).

Si la participación se reduce ahora a un 30 por ciento de una lista nominal de 77.5 millones, lo cual sería el nivel más bajo de participación registrado en tiempos modernos, se habrían emitido por radio y televisión 23.4 millones de spots para obtener 23.2 millones de votos. Sería la campaña de medios más intensa, más cara y más ineficiente de la historia del mundo. Un spot por voto. Si consideramos el precio real de producir y emitir cada anuncio, el costo real por cada sufragio sería alucinante, aun sin tomar en cuenta todos los egresos adicionales de una campaña tan cara como ésta.

Tengo mis dudas acerca de que la campaña lleve a un nivel significativamente más alto de abstención o voto nulo que el 58 por ciento del 2003. Hasta ahora el movimiento parece circunscribirse a un grupo relativamente pequeño de intelectuales y activistas de internet. Pero, por supuesto, podría adquirir fuerza en las próximas semanas. La gente está muy molesta con los políticos.

El problema con la abstención o el voto nulo es que tiende a favorecer a las maquinarias que ya dominan las elecciones de cada entidad. Tradicionalmente la abstención ha beneficiado al PRI, porque éste es el partido con mayor poder de acarreo y con una maquinaria más aceitada (en todos los sentidos de la palabra) en el país. Los otros dos partidos principales, sin embargo, parecen haber estado mejorando también su capacidad de acarreo y manipulación. En el Distrito Federal el PRD, especialmente a través de las organizaciones de René Bejarano, controla de manera automática el resultado de una elección con alto grado de abstención. En estados como Guanajuato y Jalisco las maquinarias electorales más poderosas le pertenecen al PAN.

Una posición sensata, si uno se opone a la visión política de estas maquinarias electorales, sería votar por algún partido que represente una opción frente a ellas en la entidad en la que uno viva. Mucho se me ha dicho que ante la falta de una buena opción lo mejor es votar por el menos malo, aunque dado el nivel de corrupción e incapacidad de nuestra clase política esto sería tanto como buscar una aguja en un pajar.

La experiencia nos dice que los resultados electorales están virtualmente definidos en casi todos los estados. Tener el gusto de cuando menos decir que uno no se manchó el dedo de tinta o no avaló un sistema podrido tiene una satisfacción emocional que no debe desdeñarse. Pero no podemos cerrar los ojos a la magnitud del esfuerzo. Para que realmente la abstención pueda considerarse como un voto de protesta contra la clase política, tendría que ser significativamente superior al 58 por ciento del 2003.



Ensayo sobre la lucidez


Imposible dejar de leer o releer en estos tiempos el Ensayo sobre la lucidez de José Saramago, la historia de una elección en la que pocos se presentan, y quienes lo hacen votan en blanco. Como nuestros políticos, los de la novela se lanzan a buscar a los responsables de la "conspiración". Cuando no los encuentran, los inventan.


Página en internet: www.sergiosarmiento.com

Eco del movimiento por la anulación del voto





jueves, 4 de junio de 2009

Anular el voto: el tema en debate

El IFE reacciona

• Ante la promoción que organizaciones ciudadanas realizan
para que el próximo 5 de julio los mexicanos emitan un voto
nulo, el IFE consideró necesaria la realización de un debate
público para escuchar opiniones en favor y en contra del
asunto. El consejero electoral Francisco Guerrero señaló que
el instituto no puede estar “sordo” a las expresiones
ciudadanas.

• En las últimas semanas grupos civiles han impulsado el
llamado voto blanco o voto nulo como expresión de
inconformidad hacia la clase política.

• La polémica fue tema de una reunión privada entre
consejeros electorales el pasado martes. En el encuentro se
revisaron los requerimientos para celebrar un debate de
estas características. Ante la eventual realización del foro,
Guerrero dijo que ciudadanos, activistas sociales,
intelectuales y periodistas deben participar en él.

Lupa Ciudadana, Carrancá y Valadés, por anular el voto

• Los constitucionalistas Raúl Carrancá y Diego Valadés, así
como la organización civil Lupa Ciudadana, manifestaron
su respaldo a las iniciativas que proponen anular el voto el 5
de julio.

• Entrevistados por separado, los académicos de la UNAM
aseguraron que son los propios partidos políticos los que
desalientan a la sociedad a ejercer su derecho y obligación
del voto, y criticaron que la Iglesia católica intente
introducirse en este tipo de asuntos.

• En los recientes días han proliferado organizaciones como
Vota en Blanco, Para Políticos Nulos Votos Nulos, Anúlalos,
Yo Anularé mi Voto y Tache a Todos, que promueven
cancelar la papeleta como forma de repudio al sistema
electoral.

• Carrancá expuso que con acudir a las urnas se ejerce el
derecho y la obligación como ciudadano a votar, mientras
que marcar con una equis la papeleta es una forma de
expresar el descontento social.

• Anular la boleta o dejarla en blanco es una forma de voto,
añadió, “porque en votar es opinar, manifestar qué pienso.
Voy al compromiso electoral, pero no estoy con ningún
partido ni ningún candidato, porque no me satisface”.

• La normatividad vigente lo permite, comentó, y no es
necesario reformar ley alguna, ya que uno se presenta en la
casilla el día de la jornada electoral y votar en blanco o
anular la papeleta son otras de las opciones.

• En tanto, Valadés dijo que lo importante es reconocer el
problema de fondo y saber cuál es la causa que propicia que
los mexicanos vean con escepticismo las elecciones.

• A su vez, Fernando García, coordinador general de Lupa
Ciudadana, un proyecto de la revista Letras Libres que
dirige el historiador Enrique Krauze, opinó que dejar la
papeleta sin marcar o anularla es una forma de expresión
ciudadana en rechazo a la figura peor calificada por los
ciudadanos: los diputados.

• García incluso aseguró que el “voto en blanco” puede aliviar
el abstencionismo, que para los próximos comicios está
calculado en 60 por ciento, pero de todas formas será un
llamado de atención de la sociedad.

Otras opiniones

• En Guadalajara, Jalisco, el presidente del IFE, Leonardo
Valdés, dijo que respeta al movimiento que promueve el
voto nulo, pero advirtió que el país ha sido transformado
por el poder del sufragio efectivo, al que consideró una
obligación ética.

• El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF,
Emilio Álvarez Icaza, dijo que la práctica del voto nulo
representa “tirarlo a la basura”.

• El consejero electoral Arturo Sánchez coincidió con Álvarez
Icaza en el sentido de que esa campaña dinamita los logros
de la democracia representativa.

• En el PAN, afirmaron que si algún partido se vería
beneficiado con esa campaña es el PRI. Por el contrario, el
PRI exhortó al IFE a investigar si esa campaña proviene del
Gobierno federal o de grupos de derecha.

• En Tlaxcala, el líder nacional del PRD, Jesús Ortega,
advirtió que insistir a los ciudadanos en que anulen su voto
es contribuir invariablemente a sustituir sistemas
democráticos por sistemas autoritarios.

Fuentes y fotos: REF, EXC, MIL, UNI, JOR, ECO, FIN, CRO

miércoles, 3 de junio de 2009

Una cita para reflexionar

"Una boleta para votar es más fuerte que una bala de fusil”  Abraham Lincoln

Digamos si a la democracia, pero no a este juego corrupto que nos quieren vender como si fuera una democracia verdadera. 

Bancate ese defecto

Charly García no hablaba de la anulación del voto, pero vale la pena escuchar de todo un poco y hacerle caso alguna ves. Aca dejo la letra... no todo son noticias


Están pasando demasiadas cosas raras
para que todo pueda seguir tan normal.
Desconfío de tu cara de informado

y de tu instinto de supervivencia.
Hace tiempo que no leo ni veo nada
porque me ofende que todo esté tan mal.
Y hasta las personas lindas me dan rabia
y los chicos y las chicas no hacen nada por cambiar.

Porque algún día se va a abrir esta trampa mortal
pero hasta entonces llevarás en tu cara una sombra.
Y yo te digo Eh!
bancate ese defecto
no es culpa tuya si la nariz no hace juego en tu cara.
Y yo te digo Eh!
Bancate ese defecto
aunque te arregles las gomas nena
seguirás siendo rara.
Mutilados, desnutridos, ojo de vidrio, muestra tu cicatriz
marineros, maricones, embolsados,
bailan la danza de la inteligencia.
Están pasando demasiadas cosas raras
para que todo pueda seguir tan normal
Todo el mundo me conoce por la cara
todo el mundo se da cuenta por la forma de bailar.
Y yo te digo Eh!
bancate ese defecto
no es culpa tuya si la nariz no hace juego en tu cara.
Y yo te digo Eh!
Bancate ese defecto
aunque te arregles las gomas nena
seguirás siendo rara.

martes, 2 de junio de 2009

Motivo de la anulación del voto: deslegitimización de los representantes

¿Creés que los partidos políticos no son de confianza? ¿Dudas de qué tan demócrata es la democracia de este país? ¿Has llegado a pensar que algunos, sólo algunos, de los que representan a toda la ciudadanía en el gobierno han actuado de maneras poco responsables o incorrectas?

Si alguna de tus respuestas a estas preguntas fue No, no te sientas solo, y si alguna de tus respuestas fue Si, tampoco, puesto que la población que se está preguntando qué hacer este próximo 5 de julio está muy polarizada y se podría decir que una parte de esas población está algo confundida, vale la pena revisar los datos de encuestas sobre la opinión en general de la política y de los que ejercen cargos públicos.

Si bien no se puede encasillar a toda la clase política en un sólo bloque, se puede opinar acerca de los que ejercen el poder y expresar un juicio de valor acerca de ello.

Existe la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, cuyo link es: http://www.encup.gob.mx/encup/

y existan varios otros, si alguien tiene conocimiento de alguna encuesta o información sobre esto, por favor no dude en publicarla aqui.

Y todavía alguién se pregunta por qué hay que anular el voto?????

Rechaza TEPJF candidaturas ciudadanas

De Anda lamentó la decisión del Tribunal de no entrar al tema

Érika Hernández

Periódico: Reforma

Ciudad de México (2 junio 2009).- La Sala regional del Distrito Federal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declaró improcedentes las candidaturas ciudadanas de Elisa De Anda y Parménides Ortiz a diputados federales, por lo que sobreseyó los asuntos.


Los magistrados aseguraron estar imposibilitados de entrar al fondo del asunto, pues existe un pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en octubre de 2008, sobre la improcedencia de candidaturas llamadas independientes, ciudadanas o no partidarias.

En esa declaratoria, indicó el magistrado Roberto Martínez, se establece que no se puede dictar la inaplicación del artículo 218 del Código Federal de Instituciones y Procedimiento Electorales (Cofipe), por lo que se confirma que es exclusivo de los partidos el registro de candidatos.

"La Suprema Corte también ha dicho que, ni en el artículo 218 ni en el 41 constitucional, se hace alusión a las candidaturas independientes, por lo que los consejos distritales que negaron el registro actuaron conforme a derecho", añadió el magistrado Ángel Zarazúa.

Al término de la sesión, De Anda lamentó la decisión del Tribunal de no entrar al tema.

"La única vía que yo tenía me la han cerrado diciendo que no tienen competencia. Hoy tuve una negación de justicia", dijo.

La aspirante a una curul en San Lázaro convocó a los ciudadanos a que el próximo 5 de julio vayan a votar y en el recuadro que aparece en blanco en la boleta pongan el nombre del ciudadano que consideran que sí los puede representar.

"La legislación tiene que cambiar porque hay millones de mexicanos que no nos sentimos representados por un partido político", añadió.

Votar, abstenerse o anular

Alberto Aziz Nassif
Investigador del CIESAS


02 de junio de 2009

En un clima de mucho desencanto ha crecido el fenómeno del desafecto ciudadano por la política y las urnas. No es un fenómeno exclusivo de nuestro país; en América Latina crece la insatisfacción democrática y en las viejas democracias también existen estas expresiones.

En México, la relación de los ciudadanos con las urnas ha sido complicada. Desde finales de los años 80 una de las demandas más importantes de la sociedad fue el respeto al voto. El cambio constante de reglas electorales ha sido, quizá, la estrategia más visible para lograr una democracia electoral y dejar atrás un régimen autoritario. Pero la historia no va en un solo sentido ni siempre corre hacia delante; muchas veces está plagada de regresos, cambios de ruta y desviaciones. En nuestro país hay dos procesos sociales que se han empalmado: por una parte, la transición democrática y la llegada del neoliberalismo; por la otra, la llegada de la alternancia política y el crecimiento de la abstención electoral.

Cada proceso electoral se construye con características singulares y el actual no es la excepción. La memoria nos remite a que 1988 se caracterizó por el fraude, la ruptura del cardenismo, la inauguración de la competencia tripartita, la caída del voto priísta. La de 1994 fue una elección dentro de un clima de miedo, con un altísimo nivel de participación, la ruptura de los límites políticos y una marcada desigualdad en las condiciones de la competencia. En 1997 se estrenaron organismos autónomos, el DF eligió a sus autoridades. El 2000 fue la alternancia presidencial; 2003 fue la elección más cara y abstencionista de la historia y en 2006 regresó el conflicto y hubo una grave polarización política. Una de las novedades más importantes de 2009 es la corriente de opinión que plantea la anulación del voto como una respuesta ciudadana ante el descontento con los partidos políticos.

Una parte importante de la discusión electoral de 2009 se ha centrado en la pregunta de qué hacer frente a las urnas. Tradicionalmente las opciones han sido votar por una opción o abstenerse. Las opciones por el voto tienen diversas lógicas, desde la compatibilidad de proyecto y programas, pasando por la cercanía ideológica, hasta las opciones más pragmáticas que ven hacia el mejor candidato o la opción menos mala. En el 2000 se usó el voto útil para cambiar de partido gobernante. Al final están las opciones del clientelismo, el corporativismo y la compra del sufragio. La abstención tiene también varias expresiones, desde el que nunca pasa por las urnas porque no está convencido de participar, el abstencionista sistemático. Pero también está el ocasional, que no vota por desidia o desinterés, es el ciudadano desconectado de las urnas. Otro grupo es el que lo hace como una expresión pasiva de inconformidad y descontento. La novedad ahora es que se ha formado un movimiento que reivindica el derecho ciudadano de ir a las urnas, pero para anular el voto. No se trata de una abstención pasiva, sino de un ejercicio ciudadano activo y muy razonado. Algunas consignas que circulan son: “yo anularé mi voto”; “tache a todos”; “para políticos nulos, votos nulos”.

Los “anulistas” forman un universo muy heterogéneo de personas que se han desencantado —con razón— de los partidos políticos porque: no ven diferencias importantes en la forma de enfrentar problemas de corrupción y de impunidad; porque les parece que hay abusos de poder y excesos en el uso de los recursos públicos; porque hay una desvinculación entre las élites dirigentes y la ciudadanía; porque la rendición de cuentas es muy débil; porque la eficacia para gobernar deja mucho que desear; porque la labor legislativa representa mayoritariamente los intereses particulares de los grupos de poder. Se trata de un abanico de inconformidades cada vez más amplio que se ha agudizado con las múltiples crisis por las que atraviesa el país. Una medición reciente ubica en 10% a este sector que está por la anulación (Reforma, 29/V/2009). Si a ello le sumamos que la participación estará en un rango que sólo llegará a 30% o 35%, algo grave sucede en nuestro sistema político.

Las diferentes opciones tienen supuestos compartidos, como la importancia de los partidos para la democracia o la relevancia del voto libre como una conquista reciente en nuestro país. Pero también hay diferencias sobre la eficacia en las estrategias. Los que dicen que es mejor votar indican que su voto decidirá la conformación del gobierno, y los abstencionistas y los “anulistas” dejarán en manos de otros la decisión. En cambio, los que quieren anular confían en que se podrá dar una señal, una llamada de atención a los partidos para que cambien sus rasgos partidocráticos, su autismo político y reconstruyan una representación democrática de calidad. Un resultado es que los altos niveles de abstención y de anulación jugarán contra la legitimidad de los candidatos electos. En suma, 2009 se caracterizará por ser una elección en la que una parte importante del voto se anule, como un instrumento legítimo y democrático. ¿Votar, abstenerse o anular?

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/44345.html

La náusea

La náusea

Sergio Aguayo Quezada
saguayo@colmex.mx
Reforma
27 de mayo de 2009

A Germán Dehesa, amigo luminoso.

Porque la corrupción política me provoca una náusea incontrolable, he decidido
anular mi voto. Es una decisión surgida del convencimiento de que estamos ante
una degradación política sistémica.

Los teóricos de la transición difieren sobre el momento en el cual los partidos
políticos adquieren protagonismo. Ninguno disputa el hecho de que son
instituciones fundamentales para el andamiaje democrático; recogen los deseos y
aspiraciones de la sociedad para, en caso de llegar al poder, transformarlos en
políticas públicas. En México hay partidos que enarbolan diferentes
combinaciones de ideologías e intereses: no me siento representado por ninguno
de ellos.

La distancia entre partidos y sociedad tiene una historia vieja. Según Todd
Eisenstadt, el régimen fue canalizando los "movimientos de oposición" al
"altamente regulado terreno" de los partidos, las campañas y las elecciones. Es un
diagnóstico acertado; después de cada protesta social, el régimen negociaba con
los partidos y les otorgaba beneficios. El movimiento del 68 y la Guerra Sucia
llevaron a la ley electoral de 1977; tres semanas después de iniciada la rebelión
zapatista de 1994, Carlos Salinas hizo importantes concesiones a los partidos.

Cuando llegaron al poder, los partidos no transformaron las reglas de un sistema
que se resquebrajaba; incorporaron las viejas costumbres, y se transformaron en
un oligopolio que monopoliza los accesos a la vida pública. Las prerrogativas
públicas (en constante crecimiento) se han utilizado para cortejar a un electorado
pobre, adicto a los regalos; para firmar onerosos "convenios de publicidad" con
los medios de comunicación y para alimentar una burocracia partidista decidida a
reservarse esos cargos públicos con salarios extravagantes y exigencias mínimas.

El 24 de diciembre de 1992, Raúl Salinas le envió una tarjeta a Luis Donaldo
Colosio. En ella le decía que "Las puertas de la Presidencia de la República se
abren desde adentro, no desde afuera". Según una información no desmentida,
Raúl estaba molesto porque Colosio no "jalaba" en sus negocios. Un indicador
era que Colosio iba poco a unas comidas organizadas cada cuatro o seis semanas
y a las cuales concurrían empresarios y políticos como Carlos Hank González,
Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones. Colosio iba porque el presidente
Carlos Salinas se lo había pedido, pero le molestaba hacerlo: "yo no sé a qué
chingados voy a esas comidas si lo único que se habla es de puros negocios"
(César Romero Jacobo, Reforma, 14 de abril de 1997).


El incidente es una metáfora de lo poco que ha cambiado la política en México.
El lugar del Presidente ha sido tomado por los partidos que siguen abriendo la
puerta de la vida pública "desde adentro". En la política sigue habiendo gente
decente que, como Colosio, se resiste a entrarle a la corrupción sistémica, pero la
inercia es poderosísima y, hasta ahora, los reformadores han sido incapaces de
romper la cerrada alianza entre las élites políticas y económicas. La confirmación
de la impunidad estaría en que nunca se investigaron los negocios urdidos en
aquellas comidas de los jueves, y ningún partido ha renunciado a las
prerrogativas públicas ni ha intentado disminuirlas. Tampoco han encabezado,
como gobierno, una cruzada creíble contra la corrupción.

Las instituciones que deberían contener los excesos siguen poniendo como
prioridad la defensa de sus intereses. El Comité Conciudadano que preside Clara
Jusidman, y del cual formo parte, presentó el 21 de mayo un informe sobre el
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Con la evidencia en la
mano concluyó que el Tribunal Electoral "no aplica criterios homogéneos", "no
contribuye a generar confianza en los ciudadanos" y, en suma, "no protege los
intereses de la ciudadanía". También confirmó el sometimiento del tribunal
presidido por María del Carmen Alanís a los intereses de las televisoras. Si
recordamos el vasallaje de algunos consejeros del Instituto Federal Electoral a los
poderes fácticos, tendremos una idea de la indefensión en que nos encontramos.

Esta lectura de la realidad podrá parecer excesivamente pesimista. Creo, sin
embargo, que si deseamos que las instituciones funcionen en beneficio de las
mayorías, debemos involucrarnos en la vida pública para apoyar a quienes
buscan, desde las entrañas de partidos y gobiernos, poner un freno a la
corrupción sistémica.

Ni los partidos ni los árbitros electorales son capaces, como instituciones, de
reformarse a sí mismos; iría en contra de sus intereses. Cualquier cambio
requerirá de la presión social y una forma concreta de enviarles un mensaje de
protesta es con la anulación del voto, lo cual tiene complicaciones e
implicaciones que abordaré la próxima semana.

La espléndida crónica de César Romero Jacobo sobre la tarjeta puede leerse en
mi página: www.sergioaguayo.org. Colaboró para esta columna Laura Ruiz
Castro.

Correo electrónico: saguayo@colmex.mx

Yo anulo mi voto

¡ANULA TU VOTO!

5:24 pm Noticias

Mi voto anulado

Lydia Cacho

La gran mayoría de personas adultas poseedoras de una credencial electoral hemos pasado los últimos dos meses preguntándonos y debatiendo qué hacer con nuestro voto. Las y los políticos por su parte han montado un circo espectacular, la credibilidad de quienes conforman el aparato del Estado ha llegado a su límite y va sin duda alguna hacia una estrepitosa caída. Es por ello que todos los partidos, sin excepción han elegido la mercadotecnia de la fama y el nombre para cooptar votos. Vemos carteles de deportistas, modelos, boxeadores, escritoras, bailarinas, corruptos cantantes de música cristiana, hijos de multimillonarios harineros, jefes de noticias de monopolios televisivos; todos ellos prometiendo honestidad y efectividad. El tratamiento que los partidos nos están dando como sociedad al elegir a sus candidatos es el de imbéciles. El insulto no podía ser mayor. El PRI y el PAN se coluden para ganar a costa de los derechos de las mujeres, el PRI y el PRD se hermanan y venden candidaturas en los estados; el caos es intencional no casual. Las elecciones manipuladas no construyen una democracia, la impiden.

México está viviendo un periodo negro. La delincuencia, dice Ernesto López Portillo, se ha convertido en una forma de vida, se ha masificado el mercado de la ilegalidad. El país celebró el cambio de partido en el poder y ahora entendemos que al desmoronarse el régimen experto en administrar el crimen, la violencia y la ilegalidad, estas se masificaron y quedaron fuera de control.

De la mano de ese hecho político, está el fortalecimiento de políticas que favorecen a los ricos y excluyen a los pobres. El Estado no está capacitado para imponer la ley. Lo que sigue igual que antes es la falta de transparencia en todas las áreas de la vida política. Mientras las y los periodistas arrojamos luz ante la élite en el poder que alimenta la descomposición del país, la sociedad se indigna ante grabaciones, las élites se ríen, las televisoras se coluden con las élites y los partidos nos dicen que vivimos en un sistema político en el cuál mandan las mayorías: una democracia. Si no fuera indigno causaría risa.

En la medida en que los partidos pongan en las cámaras de diputados y senadores a sus operadores, a personas famosas, ignorantes del manejo de los mecanismos del poder y la política, desconocedoras de las leyes y sus vericuetos, las élites corruptas que ahora controlan el poder en el país, tendrán un mayor éxito en su empresa de fortalecer el pacto de impunidad que tiene paralizado al país. El voto forzado a lo “menos peor” es el peor de los votos. Que las buenas escritoras escriban, que los deportistas ganen medallas, que los cantantes canten, que las televisoras engañen desde su propio espacio, pero que no monten el teatro de la democracia.

Por esas razones y otras más yo anularé mi voto con la leyenda ANULO MI VOTO. Aunque no exista la figura jurídica del voto en blanco como en Argentina, aunque los partidos digan que salieron nulos, ellos sabrán muy bien que el mensaje es: no soy tu cómplice, no me engañas, no me usas, esos candidatos no me representan. El abstencionismo es abulia, el voto anulado es una acción ciudadana, un acto de libertad, una rebelión pacífica, un acto de congruencia, un acto de civismo. Si quieres saber cómo entra en:

http://canale.elmandado.com.mx/2009/05/29/%C2%BFanula-tu-voto/

lunes, 1 de junio de 2009

No somos unos, no somos cien, IFE vendido, cuéntanos bien


Dado que este aspira ser un espacio donde todos los que vamos con la misma iniciativa, o de menos my parecida, aqui presentamos un primer mapeo de otros grupos que apoyan esto:

http://yoanularemivoto.blogspot.com

http://anulalos.blogspot.com/

Y he aqui uno de los grupos a los que nos podemos unir para conocernos las caras, nombres, o ponernos en contaco, que hiso uno de los que esta en la iniciativa:

http://www.facebook.com/inbox/readmessage.php?t=1091017150491&f=1&e=0#/group.php?gid=129190180037&ref=ts


Anulados

Fuente: El Economista
Título: Anulados
Autor: Nerilicón

Academia a favor del abstencionismo

Horizonte político

José A. Crespo

Para abatir la abstención

Fuente: http://www.exonline.com.mx/diario/columna/617627
Periódico: Excelsior


Ésta y el voto nulo son dos fenómenos emparentados, pero con grandes diferencias teóricas, simbólicas y políticas.

Prácticamente todos los encuestadores coinciden en que el nivel de abstención electoral será elevado. La pregunta clave es si será superior al registrado en 2003. Los cálculos apuntan hacia allá, pero no se sabe qué tanto (pues es más difícil detectar con precisión la abstención que la intención de voto por los partidos). Sin embargo, también algunas encuestas han incluido preguntas para proyectar cuánto voto deliberadamente nulo podría haber. La abstención y el voto nulo son dos fenómenos emparentados, mas con grandes diferencias teóricas, simbólicas y políticas. La primera denota esencialmente apatía, desmovilización, desconfianza —no del todo injustificada— hacia las instituciones electorales o bien un rechazo consciente y franco a todo el sistema político. El voto deliberadamente nulo (para diferenciarlo del que se anula por error) refleja en cambio una protesta abierta, un voto de rechazo al sistema de partidos y de castigo a todos ellos, pero no necesariamente al sistema político en su conjunto. Hay, pues, tres grandes segmentos del electorado (cuyos porcentajes aún desconocemos) en torno a qué hacer frente a los comicios: votar por algún partido, así sea el “menos malo” (como hará, según el diario Reforma, 70% de los votantes), anular el voto o simplemente abstenerse. Se ha dado un debate cada vez más amplio, en el que adeptos de cada una de esas opciones tratan de convencer de su respectiva estrategia. Cada segmento partiendo de diferentes premisas que, por eso mismo, los llevan a conclusiones distintas. Es posible que algunos ciudadanos cambien de parecer de aquí al 5 de julio. Y eso explica el nutrido bombardeo del IFE para llamar a votar a los ciudadanos, probablemente con poca eficacia (en parte por lo poco convincente de los argumentos usados y por la mala calidad de los promocionales).


Mi posición ha sido, en primer lugar, que cada opción es válida a partir de la libertad de sufragio, incluida la abstención. Y que quienes consideren que el sistema de partidos funciona suficientemente bien, racionalmente deben sufragar por el partido de su preferencia. Pero también que, a quienes consideren el sistema de partidos como esencialmente ineficaz en sus funciones de representación, no les conviene extenderle un renovado aval, un nuevo voto de confianza, sino hasta cuando se hagan reformas que incorporen a los ciudadanos en mayor medida, proporcionando más instrumentos para llamar a cuentas eficazmente a nuestros representantes y gobernantes. Considero el voto nulo como la mejor forma de protestar contra el sistema de partidos y presionar a éstos a aceptar aquellas reformas, además de ser una expresión institucional y perfectamente legítima en varias democracias, avanzadas y no tanto.
Pero una pregunta clave para quienes están en el segmento participacionista (incluidos los partidos y el IFE) es:
- ¿consideran igual de dañina la abstención que el voto nulo?
- ¿Piensan que ambas expresiones son igualmente perjudiciales desde una perspectiva institucional y democrática o consideran a alguna de ellas como “menos mala”?

Por diversas conversaciones, tengo la impresión de que los participacionistas ven con menos rechazo el voto nulo que la franca abstención (y que eso explique precisamente que en muchas democracias exista el “voto en blanco” en la boleta, como opción institucional y legítima). También he podido detectar que varios ciudadanos que consideran seriamente abstenerse, al oír sobre la posibilidad de anular el voto, cambian su posición a favor de esa forma de protesta. Hablo de personas de diferentes niveles socio-económicos, edades y escolaridad. De lo que se puede inferir que, si algunos de los ciudadanos que piensan abstenerse y a quienes ni los promocionales de los partidos ni los del IFE convencerán de votar, son debidamente informados sobre la opción de voto nulo y lo que implica políticamente, podrían cambiar de estrategia (en vez de abstenerse, anular su voto). He atestiguado varios casos. La promoción del voto nulo como mejor opción que el abstencionismo tiene grandes límites, pues no cuenta ni de lejos con los canales de difusión ni con el respaldo institucional del que goza la postura participacionista. Se mueve en páginas y redes de internet o se expresa en algunos medios, sobre todo escritos.


Y es ahí donde el IFE podría cumplir un papel esencial para estimular la concurrencia a las urnas, ayudando a transformar la abstención a secas en un voto nulo. No pretendo desde luego que el Instituto promueva activamente esa opción, pero sí podría ser que informara a la ciudadanía sobre las posibilidades legales de ello, como parte de su responsabilidad de promover el voto y dar información político-electoral (Art. 105 del Cofipe).
Podría hacerlo por los días que restan para la elección. No el voto nulo como tal, pero sí una opción legal (contemplada por el artículo 252-2 del Código Electoral), de anotar a un candidato sin registro (para lo cual hay un espacio concreto en la boleta y en el acta electoral), como lo son por ahora Elisa de Anda o Marco Rascón.
Eso, aclarando que dicho voto no tiene efectos jurídicos (de acuerdo con resoluciones del TEPJF), para no generar falsas expectativas. La candidatura no registrada, precisamente por su carácter legal, se contabiliza de manera diferenciada de los votos nulos (sean deliberados o por error). Estoy convencido de que, de esa manera, muchos abstencionistas potenciales podrían preferir concurrir a la urna —y expresar ahí su inconformidad con los partidos— en lugar de quedarse en casa. Claro, una propuesta tan extravagante y seguramente, para muchos, subversiva— podría prosperar sólo si al IFE le interesara seriamente reducir el abstencionismo, si optara por promover la participación informando a la ciudadanía de todas las opciones de sufragio que contempla la ley electoral, incluida la de votar por un candidato sin registro.


Es posible que algunos ciudadanos cambien de parecer de aquí al 5 de julio.

un pequeño chascarrillo



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